Maridaje, o cómo construir con el paisaje


Este proyecto surgió con motivo del concurso internacional Landscape, Architecture & Wine (LA&W), organizado por Arquideas y dirigido a estudiantes, en el que se pretendía hacer una reflexión sobre la tendencia actual que están protagonizando las grandes marcas de vino, realizando importantes intervenciones arquitectónicas firmadas por arquitectos famosos.

La idea ganadora reúne muchas de las características que hoy día se les exige a la arquitectura respetuosa con el medio ambiente, aunque aún más destacable ha sido comprobar cómo se relaciona con el paisaje, porque se trata sobre todo de un proyecto que se funde con el territorio, algo a tener muy en cuenta cuando se trata de llevar a cabo un desarrollo sostenible .

Estas instalaciones están planteadas como un espacio cultural y de experiencia gastronómica, sobre todo para jóvenes restauradores que quieran aprender en su escuela de gastronomía. El programa incluye además un pequeño hotel de tres plantas, donde las habitaciones están ubicadas en los pisos superiores (mejores vistas), pero que cuenta con cafetería y salones para seminarios y congresos en el nivel de acceso. El tercer elemento se corresponde con un área de difusión (de dos plantas) con espacios expositivos para explicar y divulgar todo lo relacionado con el vino. En su nivel superior están las oficinas administrativas del complejo.

Todo el programa se ha diseñado manteniendo un gran respeto por el paisaje, de tal manera que la forma se obtiene por el maridaje entre la topografía del terreno y los requerimientos del edificio. Probablemente la frase que mejor describe esta intención sea la que encontramos en la memoria del proyecto:

"No buscamos una construcción en el paisaje, sino construir con el paisaje."

Características verdes de la idea:

Ademas de suponer una implantación respetuosa en el sitio, este proyecto incluye tres líneas principales propias de cualquier arquitectura que pretenda ejecutarse en un desarrollo sostenible.

La fachada está hecha con una celosía de madera de pino local, ayudando con ello a conseguir una baja huella de carbono. Tiene una profundidad que varía entre los 30 y 100 centímetros, para dar en todo momento la protección solar necesaria. La separación de estas lamas de madera no es constante, pues responde a la orientación y al interés de las panorámicas de cada fachada. En algunas partes opacas se han añadido vides trepadoras.

Recogida del agua de lluvia. Al estar ubicado en una depresión (vaguada) favorece la captación de las aguas pluviales por escorrentía. Todas las terraza de los patios están diseñadas para canalizar el agua hasta un estanque situado en el exterior del recinto, el cual luego se utiliza para el riego de las plantas de patios y cubiertas.

Cubiertas con cultivo. Éste es uno de los elementos más singulares del proyecto, ya que las construcciones semi-enterradas permiten que sus cubiertas se vean como una continuidad de los viñedos, plantando en ellas variedades autóctonas.


Los alumnos autores de esta idea ganadora fueron Javier Ureña Carazo e Isabel Rivas. Más información en la web de Arquidea


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